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Las tormentas comerciales de Trump: Brasil evalúa los daños y busca nuevos rumbos en medio de la inestabilidad global

Los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump contra la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos provocaron un auténtico shock en muchos de los actores del mercado global. Además de China, Brasil se ha convertido en uno de los países más afectados, ya que sus exportaciones hacia los Estados Unidos han enfrentado una presión sustancial.

La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de imponer un gravamen del 10% a todos los productos brasileños, que entró en vigor el 5 de abril, fue solo el primer golpe confirmado para este gigante sudamericano. Sin embargo, el verdadero problema para los industriales brasileños no reside en este impuesto en sí mismo, sino en los efectos colaterales imprevisibles de la confrontación comercial, que está generando un clima de total incertidumbre en los mercados globales. La escalada del conflicto económico entre Estados Unidos y China está obligando a Brasil a prepararse para unas consecuencias que podrían alterar el tablero de fuerzas en el comercio internacional.

El principal enemigo es la incertidumbre

Aunque el arancel del 10% representa en sí mismo una barrera considerable, los líderes empresariales brasileños son unánimes: una amenaza mucho mayor son las consecuencias indirectas de las medidas de Washington. Entre estas se cuentan el riesgo de una recesión global, una mayor volatilidad de los tipos de cambio, las impredecibles fluctuaciones en los precios de las materias primas y el desvío hacia otros mercados de los enormes volúmenes de productos chinos que ya no pueden ingresar a los Estados Unidos.

Una preocupación particular es la reacción de México, un socio comercial clave para Brasil en varios sectores. ¿Podrá México, cuya economía está tan integrada con la estadounidense, absorber el impacto? ¿O acaso sus productores comenzarán a buscar mercados de forma agresiva, generando una competencia directa para las empresas brasileñas?

Industria automotriz: el desafío mexicano y la amenaza a las inversiones

La Asociación Brasileña de Fabricantes de Automóviles (ANFAVEA) ya ha expresado una seria preocupación. El presidente de la asociación, Márcio de Lima Leite, señaló que el 76 % de la producción automotriz mexicana está orientada al mercado estadounidense. Si ocurriera una contracción de sus exportaciones, los fabricantes mexicanos inevitablemente comenzarían a buscar destinos alternativos, y Brasil, con sus acuerdos para evitar la doble tributación, podría convertirse en uno de sus principales objetivos.

Esta situación podría frenar significativamente el impresionante crecimiento de las exportaciones brasileñas de automóviles, que en el primer trimestre de 2025 registraron un aumento del 40.6 %. Más aún, incluso las futuras inversiones en la industria automotriz de Brasil y Argentina podrían quedar en entredicho, ya que los consorcios internacionales se verían forzados a reasignar recursos para utilizar el exceso de capacidad que se genere en México.

Metalurgia y Química: viejos problemas con nuevos rostros

Para el sector metalúrgico, la situación se agrava. Los aranceles del 25% impuestos anteriormente por Trump sobre las importaciones de aluminio y acero de Brasil ya habían creado problemas, y la nueva tarifa general del 10% bloquea el acceso a mercados externos para productos de mayor valor agregado.

“Queremos competir precisamente con ese tipo de productos, y tenemos ventajas competitivas en calidad, trazabilidad, sostenibilidad y huella de carbono”, destaca Janaina Donas, presidenta de la Asociación Brasileña del Aluminio (ABAL).

La industria siderúrgica enfrenta un doble golpe: además de los aranceles directos por parte de Estados Unidos, existe el riesgo de que el cierre del mercado estadounidense para China inunde otros mercados, incluido Brasil, con acero chino a bajo precio.

La industria química y petroquímica, que ya atraviesa la peor crisis de su historia con una tasa de ociosidad de alrededor del 35%, teme un mayor deterioro. La sobreproducción global podría intensificarse, y no se prevé una recuperación del mercado antes de 2027-2028. El Director General de la Asociación Brasileña de la Industria Química (ABIQUIM), André Passos Cordeiro, también señaló un riesgo estratégico.

“Existe el peligro de que las acciones de Estados Unidos empujen a los países afectados, incluido Brasil, a una convergencia aún más estrecha con China y otras naciones asiáticas”, considera.

Logística y sectores afines: las ondas expansivas llegan a todos

Los cambios abruptos en las rutas del comercio mundial siempre golpean a la logística. Analistas y empresas del sector de transporte marítimo y operaciones portuarias señalan que aún es difícil pronosticar cómo afectarán exactamente los aranceles al costo del flete y a los flujos globales de carga.

“El factor clave este año es el factor Trump. Todavía estamos intentando comprenderlo. Pero Brasil realiza sus operaciones principalmente con Estados Unidos y China. Por ahora, las consecuencias son una gran incógnita”, sostiene Osmari de Castilho del puerto de Portonave.

Incluso los sectores no afectados directamente anticipan un impacto indirecto. La Asociación Brasileña de Empresas de Alquiler de Automóviles (ABLA) pronostica un posible aumento en los precios de los vehículos debido a las disrupciones en las cadenas de suministro y a los cambios en el costo de los componentes.

¿Hay un rayo de esperanza? La mirada hacia la energía renovable

A pesar de los pronósticos sombríos, algunos ven en la situación actual también oportunidades. El sector de energías renovables calificó las medidas de Trump de “proteccionistas”, reconociendo que ejercerán una presión adicional sobre los precios de los componentes importados. Sin embargo, una posible desviación de Estados Unidos de su transición energética podría abrir una ventana de oportunidad para que Brasil atraiga inversiones originalmente destinadas al mercado estadounidense.

“Este cambio podría darle a Brasil la oportunidad de atraer empresas e inversores globales”, considera Rodrigo Sauaia de ABSOLAR, la asociación brasileña de energía solar.

Brasil se encuentra al borde de un período complejo. Los aranceles directos son solo la parte visible del iceberg. La verdadera batalla se desarrolla en el ámbito del reequilibrio económico global, donde las empresas brasileñas deberán enfrentar una competencia intensificada, una contracción de los ingresos y la necesidad de buscar mercados y alianzas nuevos, y posiblemente no tradicionales. La capacidad de adaptación del sector empresarial y del gobierno brasileño a esta nueva y turbulenta realidad definirá su lugar en el cambiante panorama económico mundial.

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