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José Antonio Kast, el ultraconservador con raíces controvertidas, se perfila como favorito en la segunda vuelta presidencial de Chile

José Antonio Kast, el líder del Partido Republicano, se encuentra en su tercer intento por la Presidencia de Chile con opciones más auspiciosas que nunca, tras obtener el 23,93% de los votos en la primera vuelta del 16 de noviembre de 2025, según el escrutinio final del Servicio Electoral (Servel). Aunque quedó segundo detrás de la comunista Jeannette Jara (26,85%), analistas lo posicionan como favorito para el balotaje del 14 de diciembre, gracias a la fragmentación de la derecha tradicional y el respaldo inmediato de rivales como Johannes Kaiser (13,93%) y Evelyn Matthei (12,56%). Kast, de 59 años, representa un viraje hacia el nacionalismo populista en un país polarizado por la inseguridad y la migración, con un discurso que evoca a figuras como Donald Trump, Jair Bolsonaro y Nayib Bukele. Su campaña, marcada por un álbum de 15 canciones (Disco Kast Vol. 5) que lo ha convertido en el candidato más escuchado en Spotify, combina ritmos variados con promesas de “orden y progreso”, atrayendo a un electorado joven y desencantado con el gobierno de Gabriel Boric.

El origen familiar de Kast añade un matiz controvertido a su figura: hijo de Michael Kast, un inmigrante alemán que huyó de la Alemania nazi en 1939 pero fue miembro de las Juventudes Hitlerianas y se inscribió en el Partido Nazi en 1942, según documentos desclasificados. Su hermano mayor, Miguel Kast, fue ministro de Economía y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). En 2017, durante su primera candidatura presidencial, Kast declaró que “si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí”, y en 1988 apoyó el “Sí” al plebiscito que buscaba extender el régimen. Una investigación de Chilevisión Noticias en 2021 reveló que, como diputado, gestionó indultos para reclusos de Punta Peuco —penal donde cumplen condena convictos por crímenes de lesa humanidad—. Aunque Kast niega avalar violaciones a los derechos humanos, defiende aspectos del régimen pinochetista, como la “transición a la democracia”, comparándolo favorablemente con Cuba, Nicaragua y Venezuela: “No se encerró a los opositores”. Recientemente, se burló del plan de Boric de convertir Punta Peuco en una cárcel común, llamándolo un “legado tardío”.

Las posturas ultraconservadoras de Kast han generado polémicas recurrentes, especialmente en temas de género y derechos LGBTQ+. En 2018, tras el Óscar a Una mujer fantástica, escribió que la actriz trans Daniela Vega “es un hombre”, retractándose en 2021 durante un debate: “No volvería a escribir en esos términos”. Como diputado (2002-2018), se opuso al divorcio en la reforma de matrimonio civil (2004): “La familia jamás le ha hecho daño a ninguna sociedad, no podemos decir lo mismo del divorcio”. Combatió la despenalización del aborto y la píldora del día después (2016): “Es una maquinación intelectual decir que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo”. Sobre la Ley de Identidad de Género, cuestionó: “¿Qué pasará con personas con trastornos mentales que soliciten cambiar su sexo?”. En 2021, ante la aprobación del matrimonio igualitario, se mostró resignado: “Soy partidario del matrimonio entre hombre y mujer, pero si el Parlamento lo aprueba, será ley”. En la actual campaña, tanto Jara como Matthei lo acusan de orquestar desinformación vía bots —un reportaje de Chilevisión vincula al periodista Patricio Góngora, cercano a Kast—, incluyendo fake news sobre malversación contra Jara y Alzheimer contra Matthei.

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