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Elecciones presidenciales Chile 2025: Jara y Kast al balotaje en un duelo ideológico por el futuro del país

Elecciones presidenciales Chile 2025: Jara y Kast al balotaje en un duelo ideológico por el futuro de Chile ha cerrado este domingo 16 de noviembre de 2025 una primera vuelta presidencial marcada por la obligatoriedad del voto —implementada por primera vez para todos los electores—, que impulsó una participación histórica del 85,7% entre los 15,7 millones de habilitados. Con el 99,15% de las mesas escrutadas por el Servicio Electoral (Servel), la comunista Jeannette Jara, de la coalición oficialista Unidad por Chile, se impuso con el 26,85% de los votos, seguida por el ultraderechista José Antonio Kast, del Partido Republicano, con el 23,93%. Ninguno alcanzó la mayoría absoluta requerida para ganar en primera ronda, por lo que disputarán la segunda vuelta el 14 de diciembre en un cara a cara que enfrenta modelos antagónicos: el progresismo social de Jara contra el conservadurismo nacionalista de Kast. El tercer lugar lo ocupó el populista Franco Parisi (Partido de la Gente), con un sorprendente 19,69%, consolidándose como actor clave al rechazar alianzas inmediatas y exigir que ambos prioricen “a la gente sobre la ideología”.

Los resultados reflejan una fragmentación ideológica profunda: la izquierda oficialista, pese a su unidad, no superó el 30% esperado, un golpe para el gobierno de Gabriel Boric, cuya aprobación ronda el 35% amid críticas por inseguridad y estancamiento económico. Jara, en su discurso victorioso, enfatizó un “mensaje de esperanza” para niños y democracia, distanciándose de Boric al destacar logros como la reducción de jornada laboral a 40 horas y alzas al salario mínimo, mientras busca atraer a Parisi con énfasis en equidad social. Kast, por su parte, llamó a la “unidad por Chile” con Matthei a su lado, posicionándose como el agente del cambio contra la “crisis” actual, y recibió el respaldo explícito de Kaiser, quien lo ve como aliado en su agenda antiestatista.

La campaña, dominada por la criminalidad (con un alza del 40% en homicidios desde 2022, atribuida a grupos como Tren de Aragua) y la migración ilegal, expuso divisiones: Jara propone reformas sociales y control humanitario de fronteras, mientras Kast aboga por mano dura, cierre de fronteras y deportaciones masivas. Parisi, con fuerte apoyo en el norte (donde superó el 25%), representa el voto antisistema, crítico de ambos extremos, y su neutralidad inicial podría inclinar la balanza —sus electores, mayoritariamente de clase media baja, priorizan economía cotidiana sobre batallas culturales. En redes, reacciones polarizadas: celebraciones de la izquierda por “defender la democracia” contrastan con llamados derechistas a “recuperar Chile”, y predicciones tarotistas virales acertaron el duelo Jara-Kast.

¿Quién es Jeannette Jara? Nacida en 1974 en Conchalí (Santiago), de origen humilde —hija de mecánico sindicalista—, Jara (51 años) es abogada y administradora pública. Viuda joven tras el suicidio de su primer esposo, militante comunista desde los 90, escaló en sindicatos y el Servicio de Impuestos Internos antes de roles en el gobierno de Bachelet (Subsecretaría de Previsión Social). Como ministra de Trabajo de Boric (2022-2025), impulsó reformas emblemáticas: intervención en pensiones, salario mínimo a 500.000 pesos y jornada de 40 horas. Ganó primarias oficialistas en junio con 60%, pero su 26,85% refleja fatiga con el oficialismo. En balotaje, deberá “sacarse la etiqueta comunista” —posiblemente suspendiendo militancia— y atacar a Kast como “antiliberal”, atrayendo centro y desencantados. 

¿Quién es José Antonio Kast? Abogado católico de 59 años, padre de nueve hijos y vinculado al movimiento Schoenstatt, Kast (nacido en 1966) es hijo de un alemán que huyó del nazismo pero defendió públicamente aspectos del régimen de Pinochet (1973-1990), cuyo hermano Miguel fue ministro. Exdiputado (2002-2018), compitió en 2017 (8%) y 2021 (44% en balotaje). Líder de la “derecha nacionalista populista”, propone políticas bukeleanas: prisiones de máxima seguridad, control fronterizo estricto y valores conservadores contra “wokeismo”. Su 23,93% —superando a rivales derechistas— valida su ascenso post-estallido social, pero necesita unificar el 40% de la derecha fragmentada para vencer. Rechaza la etiqueta “ultraderechista”, comparándose con líderes como Trump o Milei. 

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