El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa inauguró este sábado 22 de noviembre de 2025 la cumbre de líderes del G20 en Johannesburgo, el primer encuentro del grupo en suelo africano, con un llamado urgente al multilateralismo ante las “amenazas que enfrenta la humanidad”. En la apertura del plenario en el Centro de Exposiciones Nasrec, Ramaphosa enfatizó que “esta cumbre tiene la responsabilidad de fortalecer la integridad y credibilidad del G20”, abogando por una declaración conjunta que envíe “una señal importante” al mundo de que la cooperación global “puede y debe ofrecer resultados”. La reunión, que se extiende hasta el domingo 23, reúne a unos 40 líderes de economías desarrolladas y emergentes, pero se ve empañada por ausencias notables y tensiones geopolíticas.
Ausencias clave y tensiones diplomáticas
Sudáfrica asumió la presidencia rotatoria del G20 desde diciembre de 2024, priorizando la agenda africana: crecimiento inclusivo, comercio justo, financiación al desarrollo y alivio de deudas para países pobres. Sin embargo, el evento destaca por la boicot de Estados Unidos: Donald Trump no asistió, enviando solo a su chargé d’affaires Marc D. Dillard, en un gesto interpretado como rechazo a la agenda climática y de desigualdad impulsada por Ramaphosa. Otras ausencias incluyen a Xi Jinping (China, representado por el premier Li Qiang), Vladimir Putin (Rusia), Javier Milei (Argentina) y Claudia Sheinbaum (México). Ramaphosa las minimizó como “éxito” en asistencia (42 países confirmados), pero analistas ven un G20 fragmentado, con siete de 19 miembros sin jefes de Estado.En paralelo, líderes europeos y aliados de Ucrania —como Emmanuel Macron (Francia), Friedrich Merz (Alemania) y Keir Starmer (Reino Unido)— se reunieron para discutir el plan de paz estadounidense para Ucrania, excluyendo a Rusia. La cumbre también enfrenta protestas locales: grupos civiles y afrikaners usan el evento para denunciar corrupción y desigualdad en Sudáfrica, vandalizando carteles G20 y exigiendo más inversión en servicios básicos.
Agenda y expectativas: De la desigualdad a la crisis climática
Los debates abordan:
- Crecimiento inclusivo y sostenible: Prioridad sudafricana para contrarrestar la brecha global, con foco en África.
- Comercio y financiación: Alivio de deudas para emergentes y movilización de 300.000 millones anuales en fondos climáticos (de COP29).
- Desigualdad y multilateralismo: Ramaphosa insta a “reforzar la credibilidad del G20” ante divisiones por guerras (Ucrania, Gaza) y proteccionismo (aranceles Trump).
Reacciones y legado: Un G20 "africano" en tiempos de fractura
Ramaphosa, cuya presidencia termina el 30 de noviembre (pasando a EE.UU.), ve en la cumbre una “victoria para África”: “No permitiremos que la credibilidad del G20 se debilite”. Protestas en Johannesburgo —con pancartas contra corrupción y por servicios públicos— contrastan con la inversión gubernamental en limpieza y seguridad (5.000 policías desplegados). En X, #G20Johannesburg genera 300.000 menciones, con memes sobre “G20 sin gigantes” y llamados a “priorizar África”. La declaración final, esperada el domingo, podría marcar un hito si logra consenso en deuda y clima, pero las ausencias subrayan un grupo en crisis de relevancia. Sudáfrica, con su neutralidad histórica, busca posicionar al continente en el centro del debate global.

