En una carrera contra el reloj, las exportaciones chinas mostraron un vigoroso crecimiento del 10,7% en diciembre, superando ampliamente el 7 % que anticipaban los economistas. Este repunte responde a la urgencia de las fábricas por cumplir pedidos antes de que el presidente electo Donald Trump implemente su prometida subida de aranceles a los productos chinos, que podría materializarse tras su toma de posesión el 20 de enero. El superávit comercial se amplió hasta los 104.840 millones de dólares, reflejando un patrón donde las exportaciones, especialmente a Estados Unidos (que aumentaron un 15,6%), superan con creces el modesto 1% de crecimiento en las importaciones.
Tecnología y nuevos mercados: las claves del crecimiento
El dinamismo exportador chino se concentró en productos de alta tecnología, con equipos de gama alta registrando crecimientos superiores al 40 %. Las exportaciones de vehículos eléctricos subieron un 13 %, las impresoras 3D casi 33 % y los robots industriales un 45 %. Paralelamente, China fortalece su red comercial global: casi la mitad de su comercio se realiza con países de la iniciativa ‘Belt and Road’, mientras mantiene relaciones cruciales con mercados tradicionales. Sin embargo, este éxito comercial enfrenta desafíos, incluyendo controles extranjeros a exportaciones estratégicas como semiconductores y una demanda interna débil que lastra las importaciones.
Los analistas prevén que este impulso exportador podría ser temporal. Zichun Huang, de Capital Economics, señala que las empresas están “adelantándose” a los posibles aranceles de Trump, pero advierte que los envíos podrían debilitarse más adelante en 2025 si se materializan las medidas comerciales estadounidenses. Mientras tanto, China continúa su transición hacia una manufactura de mayor valor añadido, modernizando sus fábricas para mantener su posición como el mayor exportador mundial en un entorno comercial cada vez más desafiante.

